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Vivir en la abundancia

  • Foto del escritor: Ana Bravo de Laguna
    Ana Bravo de Laguna
  • 28 sept
  • 2 Min. de lectura

Llevo días dándole vueltas a esta expresión. La leo, la escucho e, incluso, la escribo a menudo en mi diario de agradecimiento como mantra para atraer la riqueza a mi vida.


Pero, ¿sabemos realmente lo que significa?


Vivir en la abundancia no tiene nada que ver con lo material. Para mí, es un estado mental, emocional y espiritual.


Es cuando dejas de mirar hacia fuera buscando lo que te falta y empiezas a reconocer lo que ya tienes. Lo que ya eres.


Abundancia es despertarte por la mañana y agradecer que estás vivo, que respiras, que tienes otra oportunidad, que tienes personas a las que quieres y te quieren.


Es mirar alrededor y darte cuenta de que el amor, la belleza, la bondad… están más cerca de lo que creías. Es confiar en que la vida te sostiene, incluso cuando no entiendes cómo.


Pero no siempre es fácil vivir, ni atraer, abundancia. Máxime cuando estamos rodeados de personas que gritan escasez.

Personas que se quejan, se comparan, juzgan o exigen.


Y es ahí donde está el reto: en elegir la abundancia incluso cuando la mente quiere contarte otra historia. Cuando el miedo susurra que no es suficiente. Cuando todo parece empujarte a correr, acumular, compararte, criticar y competir.


Porque la verdadera abundancia no es algo que consigues. Es algo que eliges.


Y ese acto —consciente y poderoso— es, a su vez, lo que la atrae.


La atraes cuando agradeces antes de recibir. Cuando compartes lo poco que tienes como si fuera mucho. Cuando actúas desde la confianza y no desde la carencia.

Cuando ayudas a alguien sin esperar nada a cambio. Cuando luchas por una causa justa y sientes que tu voz también importa.


Y desde ahí…Todo lo demás llega. Sin empujar. Sin forzar.


Como llegan las cosas que, en el fondo,

siempre estuvieron contigo.

Ahora ya sabes por qué.


Ana Bravo de Laguna

 
 
 

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