El presente

Aquí y ahora, el presente. Pero no soy capaz de entenderlo ni entenderme sin antes y ayer, el pasado. Quizá si podría prescindir del después y el mañana, pero solo un ratito, porque no sería responsable estar aquí y ahora sin pensar, aunque solo sea por precaución, en mañana para que hoy no se me vaya de las manos, ¿no?.

¿Entonces? Aquí y ahora viene de y va hacia. Aquí y ahora no existe sin contexto ni proyecto. La cuestión es y está en el límite. Los límites que se trazan para delimitar el contexto y el proyecto saludable. Cuanto más atrás nademos más lejos de la orilla o más cerca, según en qué punto del mar estemos.

El otro día jugué con amigos a tratar de auto-definirnos con una sola palabra, y la que yo escogí es mi mejor amigo de siempre: el miedo. Como esos amigos que no recuerdas como llegaron a tu vida porque parece que nacieron contigo. Yo nací con el miedo como legado familiar, no lo elegí como no elegí a mis padres, a mi abuela o a mi hermano. Pero los amo inmensamente, a todos ellos incluido al amigo familiar Miedo.

Ese es el contexto. Hoy estoy aquí y ahora acojonado de miedo. Pero estoy escribiendo esto para cuando despierte mañana poder recordar que hoy y ahora se ha convertido en antes. Y desde ahi empiezo a entender, a explicarme.

Últimamente ando empeñado en amarme a mí también tanto como a mi herencia, y quizá, dudo, pero ¿y si amo a mi amigo Miedo, lo acepto y lo entiendo, lo explico y lo acurruco? Tengo la loca teoría de que solo así voy a conseguir amarme después y mañana: en el futuro.

Ar Domínguez